Confieso que tengo cierta
proclividad hacia la cocina de Héctor Solís, sea en su restaurante
estandarte Fiesta o en su versión popular La Picantería. Ambos restaurantes son
costosos (que no caros) porque el chef tiene una indeclinable vocación por la excelencia
del producto sin parar mientes en la distancia geográfica o el precio.
El mero
murique, el loche y el arroz ‘flor’ prácticamente recién cosechado llegan desde
Lambayeque; las langostas son de Puerto Etén, y el limón, el culantro y las
zarandajas provienen de pueblitos como Íllimo, Jayanca, Mórrope o Pimentel.
Es
tal la rigurosa atención al producto que los Solís tiene una granja donde crían
patos, gallinas y cerdos, negocio al que sumaron hace algunos meses un hato de
terneros. Es el camino del alimento que termina en las ollas de los Fiesta
ubicados en cuatro ciudades del país.
Es pues un lujo de cocina que provoca una euforia
inmediata apenas uno se sienta a la mesa.
Hemos elegido un puñado de platos que
acaban de ingresar al menú otoñal en un local recientemente renovado y
modernizado. Un aguadito con morro y carne de mero para empezar, suerte de
abrebocas intenso, ligero, con todos los sabores norteños condensados en una
cucharada.
Luego llega un fuente de pescados crudos, al estilo sashimi, pero el pescado va cortado en perfectos
cubos, como un cebiche. Hay mero, salmón, atún y chita con piel que se acompañan
con tres salsas: una oriental, la segunda picantera y la tercera lleva las
siglas del autor, HS, un delicado jugo hecho con langostas y perfumado con ají
limo. Es un nuevo concepto de cebiche hecho al momento, en mesa, y terminado
por el comensal. Muy divertido.
Las sorpresas siguen. Nos sirven unos anticuchos de sesos
de ternero (de la granja familiar) a la plancha y ensalada de verdes que me
pareció el mejor plato del almuerzo (aunque la prelación resulta forzada a la
luz de lo que vino después). Sin terminar de reponerme de la experiencia llega
una langosta con un aterciopelado locro de tres zapallos (loche, carga, macre)
coronado con dientes de choclo salteados en mantequilla. Solo por este plato
regresaría mil veces más.
Percibo un bache con la ternera en salsa de picante a la
tacneña, creo que disuena del conjunto, quizás por la potente presencia del ají
colorado que rompe la magia norteña. En todo caso es un plato que puede
revisarse. El último plato probado supone una nueva cuesta. Se trata del bife
con garbanzos y salsa de escabeche que tradicionalmente acompaña a los
pescados.
De postres elegimos un olvidable tocino del cielo y una impecable
tulipa con rajas de mamey confitado, clásico postre del estupendo recetario
moche.
Avenida Reducto 1278, Miraflores. Tel: 2429009. Reservas@restaurantfiestagourmet.com Horario de atención: lunes a viernes
12.00-23.00, sábados, domingos y feriados hasta las 18.00. Precio promedio por
plato S/. 65 soles.
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