En la
esquina de una esquina de la avenida Grau en Barranco donde alguna vez hubo una
típica casona republicana está Arlotia, un pequeño restaurante de fusión
vasco-peruana con no más de siete mesas en las que atienden a menos de quince
personas por turno.
El local conserva los techos altos y un trozo de claraboya
que ilumina el corredor. La calidez que trasmite el espacio puede deberse al
color rojo encendido de las paredes, a los cuadritos de hechura casera que
enmarcan paisajes vasco-franceses sobre un fondo de papel de regalo o a un
servicio que se percibe familiar y afectuoso.
En la cocina está Pamela
Gutiérrez y en el salón Bastien Garat, un matrimonio joven que aporta sazones y
experiencias propias para lograr una fusión que fluye con naturalidad y sin
efectismos. Bastien gerencia el restaurante, toma la orden, recoge y pone el
servicio, alcanza los platos e indaga por la satisfacción del comensal con la
eficiencia y celeridad de quien está habituado a la atención en horas punta.
Pamela es peruana y estudió cocina en el Liceo Hotelero Biarritz en el País
Vasco donde también hizo sus primeros pinitos culinarios. Su cocina de pocos
ingredientes tiene sabores delicados, cocciones controladas y verduras al
dente.
De allí brotan con espontaneidad un sudado a la vizcaína, una tortilla a
la española con salchicha de Huacho, un gazpacho andaluz o una causa al
pimiento piquillo con caballa procesada en casa. Si debo ponerle un pero es al
adobo arequipeño con puré de camote a la parmentier, cuyo sabor dista del
original que la inspira (si suprimen el gentilicio, otro sería el efecto). La
Carta es breve y cambia con frecuencia. Atienden desde el desayuno, al medio
día ofrecen un menú con dos opciones para elegir tanto en entrantes como en
fondos y tapas variadas que se sirven a lo largo de la jornada. El café es
bueno y se muele al instante.
Arlotia: Av. Grau 340, Barranco. Tel:2562269. Horario de atención: desde las 9 am hasta las 11 pm. Domingos y lunes cerrado. Precio promedio por plato S/. 30 soles. No hay parqueo propio aunque el del parque queda muy cerca.
Otro
huequito adorable es Miscelánea Dulces, una pastelería artesanal que ofrece un
puñado de postres caseros hechos con insumos naturales, sin preservantes,
colorantes y demás venenos adictivos. Patricia Delgado Roberts es una pastelera
formada en el Cordontec y militante de los productos orgánicos. Prepara cakes,
tartas, pies, trufas, brownies, alfajores, maná y una estupenda torta de
chocolate que ofrece en porciones generosas. La encuentra en la calle
Recavarren, en un local de un par de metros de frente pintado de rosa pink y
lila con marrón en el que vale la pena detenerse.
Miscelánea
Dulces: Recavarren 316, Miraflores. Tel: 2427139.
http://www.miscelaneadulces.com.pe
No hay comentarios.:
Publicar un comentario