Lejanos están
en los tiempos en que las picanterías arequipeñas eran recintos populares
frecuentados por poetas, abogados y bohemios de toda laya, quienes con un vaso
de chicha y picantes a discreción compartían una mesa larga de banca común
mientras alternaban versos con yaravíes y platos típicos. Esas picanterías
prácticamente han desaparecido. Los comederos de tierra apisonada frecuentada
por aves de corral han cedido el paso a los recreos turísticos, donde si bien
todavía se sirven platos típicos de la culinaria arequipeña, la sazón se ha
suavizado más por concesión turística que por buenas prácticas de manipulación
de alimentos. La mesa que albergaba a propios y extraños se ha reducido, la
dueña ya no está en la cocina y a nadie se le ocurre recibir al parroquiano con
un vaso de chicha de cortesía.
Sin embargo,
estos locales suelen andar a tope de turistas, atendiendo doscientos cubiertos
en simultáneo con un servicio tan descuidado como olvidadizo. Cada visita a uno
de estos restaurantes me deja un sabor agridulce porque constato que no existe
aún un restaurante de alta cocina arequipeña, que use la tradición como ancla y
las técnicas de vanguardia como práctica. El chiclayano Héctor Solís con La
Picantería es un referente que los cocineros characatos deberían considerar.
TÍPIKA
Es un restaurante que está
creciendo en aroma de popularidad. Su cocina es correcta y está manejada por
Roberto Roque, cocinero autodidacta que empezó en el hoy desaparecido Chez Nino,
continuó en el Sambambaia’s y hace seis años está al frente de un equipo de ocho
cocineros, algunos egresados de las escuelas de cocina que han introducido los
conceptos de presentación y técnicas de cocción.
Típika restaurante turístico. Luna
Pizarro 304, Vallecito, Arequipa. Horario de atención: todos los días de 12 a 4
pm. Domingos se sirve adobo desde las 9 am. Precio promedio por plato: S/. 25
soles. www.tipika.com.pe
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