2.20.2009

SOBRE MADRID FUSION

Conozco a Ignacio Medina y tengo el mejor concepto de él, como persona y como profesional. Hace varias semanas (que infelizmente coincidieron con la desaparición de este blog) se vio envuelto en un desafortunado episodio que se gestó por una mentira de la corresponsal de El Comercio en Madrid. Descubierta la intriga, el decano publicó las versiones de los incriminados por la Vaccaro (que hasta ese momento brillaban por su ausencia) a modo de tímida disculpa.
Después del titular en primera plana de El Comercio: Insultos xenófobos en Madrid Fusión, el blog de Pao Ugaz hizo lo que todo periodista debe hacer: investigar. Los días sucesivos, una avalancha escatológica de insultos y amenazas se apoderó de varios blogs, en una vergonzosa exhibición de ignorancia y descriterio. Hasta que un día en el programa Enemigos Intimos de Beto Ortiz y Aldo Miyashiro terminó de destaparse el entuerto.
Ignacio Medina volvió al Perú (en algún momento estuvo tentado de no regresar más)y seguirá aportando conocimiento, experiencia y sazón a la aventura culinaria del Perú.

2.19.2009

PEROS A TRES GRANDES

Un congreso internacional que se realizó en Lima, trajo a representantes de ocho países de Latinoamérica. Me tocó acompañarlos en tres oportunidades gastronómicas: un almuerzo y dos cenas. La primera noche la cena fue en Astrid y Gastón: maravillosa en atención, calidad y creatividad (cuando terminó su plato, el brasileño dijo que era el mejor foie gras que habia probado en su vida). El pero estuvo en el vino. Pedimos un Matarromera de Ribera del Duero (creo que del 2001)y mi copa quedó llena de sedimento. Cuando se la enseñé al somelier reclamándole no haberla decantado, me dijo que "los Ribera del Duero no se decantan". Punto.

Al día siguiente el almuerzo fue en el Club Nacional. Comida correcta, atención esmerada, pero los postres, que suelen ser muy buenos, esta vez fallaron: pusieron un turrón de chocolate semiderretido por el calor. Otros peros son las absurdas disposiciones que rigen el Club desde hace ciento cincuenta años (¡CIENTO CINCUENTA!), como que las mujeres no pueden entrar con pantalón, no pueden conocer la biblioteca (alucinen) y no se pueden tomar fotos. En fin. Cosas del siglo XIX.

La última noche fue en La Rosa Náutica, que definitivamente tiene la vista más estupenda de todo Lima. Sin embargo la comida no es nada del otro mundo. Nos dieron un tiradito de mero (fibroso, cortado en lonjas demasiado gruesas) y un desabrido arroz con mariscos. Ojalá mejoren, para la próxima.