Foto CARETAS |
La Casa Moreyra se
iluminó en todo su esplendor en una puesta en escena tan espectacular y
sensorial como la misión que la anima. El martes pasado a las 8 en punto de la
noche Gastón abrió las puertas de su nueva casa para que los centenares de
invitados pudieran ver la transformación de la antigua hacienda republicana en
una restaurante de espíritu transgresor y proyección al futuro.
Mientras un video
(obra del videasta Alfonso Casabone) exponía la fachada a cambios de color, luz
y sonido (intercalando palabras de Gastón con otras alusivas a la
Independencia, recordemos que el General San Martín alguna vez cenó en esos
salones), la transición de la tradición al futuro se mostraba en secuencias
impecables donde detalles como el proceso de germinación de un sembrío visto
desde los ojos de la modernidad se transformaba además en un objeto artístico.
De pronto la
atención se enfocó en la violinista del tejado que tocó unos acordes de las Danzas
Húngaras de Brahms, siguió de inmediato un saxofonista ubicado en el campanario
de la iglesia que se lanzó con una estrofa de Charlie Parker antes de ceder la
posta al grupo de cajoneros instalados en el techo. A partir de allí, mientras
el público comía, bebía y visitaba los seis mundos de Casa Moreyra, el ritmo trepidante de una cumbia electrónica de los Dengue Dengue, remarcaba esa fusión de estilos
que sirven de puente entre el pasado y el futuro, idea que es el centro de la
cocina desarrollada por Diego Muñoz.
Haciendo gala de su
capacidad de convocatoria y su muñeca concertadora (que algunos quisieran ver
plasmada en candidatura), Gastón reunió a la guardia vieja de Acción Popular, a
los alcaldes de San Isidro y Miraflores (autoridades municipales de los dos
distritos donde está y estuvo el restaurante), a empresarios, cocineros,
periodistas y gourmands de todos los pelajes venidos desde diferentes puntos
del planeta.
Padrinazgo galáctico: Roca, Adrià, Aduriz |
Los padrinos del
local fueron la tríada galáctica española: Adrià, Andoni y Joan Roca que no
quisieron ocultar su entusiasmo por la inauguración del restaurante. “Tengo la sensación de
ser parte de un momento histórico”, dijo Andoni Luis Aduriz; “es un proyecto
maravilloso que marca un hito en la gastronomía del mundo”, afirmó Ferran
Adrià; “es un punto de inflexión y proyección de la gastronomía del Perú en el
mundo”, sentenció Joan.
El coctel que
acompañó el acto inaugural dejó bien sentado que la materia prima es acto de fe
para los cocineros comandados por Diego Muñoz. Nada se dejó al azar. Todos los
detalles fueron supervisados por el equipo Acurio y desarrollados por
su competente equipo de cocineros.
La curaduría de
Jorge Villacorta dejó de lado los adornos para optar por una desnudez estremecedora
en el caso del ambiente de recibo, aunque en uno de los comedores prefirió
fotografías de hortalizas y vegetales en blanco y negro del fotógrafo Pocho
Cáceres, seleccionadas por su contenido estético más que por su 'peruanidad' de origen.
El primer menú de
degustación que se servirá a partir del 18 de marzo se llama “Virú: un viaje por el Perú
de hoy” (un video onírico y motivador de Héctor Mata resume la idea en imágenes
y sensaciones). Este viaje recorrerá los cinco entornos del país: el Océano
Pacífico, los Andes, el Altiplano, el Desierto y el Amazonas. Cada entorno
tiene una vajilla diferente creada especialmente por la artista Roxana Artacho.
Diego Muñoz y Emilio Macías |
La idea de Virú se
le antojó a Gastón porque ese era el nombre que los primeros españoles
apostados en Centroamérica le daban a “ese lugar mágico atiborrado de oro,
plata y tesoros indescriptibles” llamado Perú.
El Virú se servirá
tanto en El Cielo que acoge los salones privados como en el Restaurante
propiamente dicho, mientras que en la Barra se servirán tapas y cocteles con el
mismo concepto vanguardista y peruano.
Cada espacio
gastronómico tiene su propia cocina diseñada por el español Joaquín Casademont
y estarán abiertas al público para que vean en directo el trabajo de Diego,
Emilio y las decenas de cocineros imbuidos en este hermoso sueño.
Andoni con niños en El Edén |
En el Edén, mezcla de jardín
botánico con huerta y centro de recuperación de especies, ya se plantó una mata del
árbol de la quina (la mayoría de peruanos lo conocíamos solo retratado en nuestro
Escudo Nacional porque se creyó extinguido hace muchos años), junto con otros
frutales y hortalizas, podrán ingresar todos los días niños entre los 5 y 7
años para tener un taller de biodiversidad. En el patio posterior, donde se ubica el Jardín del Futuro, los adultos mayores tendrán charlas, degustaciones y
clases de cocina.
Al ser Astrid y
Gastón el mejor restaurante de América Latina según la guía San Pellegrino, y que en Lima estén 7 de los 15 mejores restaurantes que cuentan historias diferentes
sobre la peruanidad, es un reto, una obligación y un compromiso el colocarse a
la vanguardia y echar andar este sueño que vive en armonía con el pasado y se
proyecta al futuro con ilusión y audacia. Adelante, Gastón.
Artículo publicado en CARETAS el 20 de febrero 2014