Desde que nacieron,
hace poco más de una década, se situaron en el por entonces solitario espectro
de las cebicherías fashion, concepto
que luego proliferó como peces en el mar. Una hábil combinación de ambiente
informal con sillas de diseño, servilletas de papel y copas de cristal, se
complementó con un servicio eficiente y una divertida carta que semanalmente
incorporaba los avatares políticos en clave irreverente que no en doble
sentido. Fue uno de los primeros restaurantes en tener una actitud militante
para difundir las vedas, vigilar la talla de las especies marinas, autocensurar
la oferta de pulpito bebé y promover la pesca del día.
Estas fueron las claves
del éxito que lo llevaron a estar entre los top ten de la guía Summum en 2011.
Pescados Capitales
no solo sobrevive en olor a multitud sino que el año pasado abrió un segundo
local en Chacarilla, siempre bajo el mismo concepto pero con mejor puesta en
escena en cuanto a infraestructura. Nada ha cambiado en esta década, lo que
puede ser un mérito o un demérito, según el lado donde uno se confiese. La
Carta introduce sutiles cambios pero los pecados no buscan redimirse. Quizás
esto obedezca a la vocación de perfil bajo que mantiene su cocinero Wilfredo
Castillo, quien prioriza la corrección por sobre la innovación. Por ello, no
hay sorpresas ni sobresaltos. Los mozos atienden con voz engolada, gestos
teatrales y la lección bien aprendida; son alertas y simpáticos; los platos
llegan pronto a la mesa y los retiran con mayor rapidez aún, quizás demasiado.
Los clásicos siguen
siendo eso, clásicos sin quiebres ni chascos. El pulpito a la parrilla, los
calamares en salsa anticuchera, el tiradito de cachema y los siete pecados
capitales son opciones seguras y ganadoras. Probé un pecado nuevo,
Intolerancia, bien concebido pero fallido en la ejecución: los wantanes de tamalito
verde con un dejo dulzón acompañarían bien al atún a la parrilla si no
estuvieran bañados en mermelada de aguaymanto.
Los postres también
pertenecen a la categoría clásicos, pero resaltan la creme brulee de arroz con
leche y la mousse de chirimoya con trozos de merengue italiano.
En la noche, el
restaurante prende las velas, se pone mantel largo y viste servilletas de tela.
Otro público, otra apuesta, y un nuevo reto empresarial.
Ficha técnica:
Dirección: Av.
Primavera 1067, Chacarilla. Reservas: 7179470.
Aforo: 240 personas.
Horario
atención: Lunes a sábado de 12.30 pm a 11 pm. Domingos 12.30 a 5 pm.
Precio
promedio por plato: S/. 45 soles.
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