2.18.2013

LA GASTROPIRATERÍA



Nadie duda que atravesamos una etapa de crecimiento económico que también se refleja en varias ciudades del país. La gastronomía contribuye enormemente a este auge, demostrado en el 10% de crecimiento que tuvo la actividad restaurantera durante el año pasado. Cada vez son más las empresas y personas ligadas a este sector (6% de la población limeña trabaja en negocios vinculados a la restauración), se multiplican los microempresarios gastronómicos y se afianzan los grupos empresariales ligados a la cocina que expanden sus negocios a otras ciudades del Perú y del extranjero con el aplauso de la prensa especializada.
El espaldarazo obtenido con el premio World Travel Award 2012 que designó al Perú como el mejor destino culinario del mundo, nos obliga a trabajar con ética y proteger los logros obtenidos.
Pero como de todo hay en la viña del Señor, este desarrollo también despierta angurrias y no falta quien se ponga a cosechar frutos sin haber sembrado las semillas. Tres casos sirven de ejemplo para alertar a las autoridades a tomar la sartén por el mango antes de que los inescrupulosos proliferen como plagas.
Hace un año, Jaime Pesaque encontró en facebook una página con su nombre, su logo y una Carta muy similar a la de Mayta, pero registrada bajo el nombre de Mayta Lounge Bar en Chimbote. Como buen caballero, se contactó con el personaje, le pidió que no usara su nombre que sangre, sudor y lágrimas le había costado. El muchacho accedió, alegó desconocimiento, se disculpó y Jaime le creyó. Sin embargo, varios meses después, el barman del Mayta-bamba, asumiendo que se trataba del mismo local, llamó al de Lima para pedirle detalles del chilcano de maracumango que causaba sensación entre los consumidores. Recién ahí Jaime Pesaque interpuso acciones legales. Ahora está en manos de Indecopi a la espera que esa entidad del Estado resuelva con celeridad, más aún cuando Mayta abrirá el próximo 15 de marzo su primer local en Hong Kong y es indispensable que proteja su marca.
Con un prestigio construido paso a paso durante más de treinta años, José del Castillo vio con estupor que La Red se multiplicaba por varios distritos con el nombre apenas disimulado tras añadidos o apóstrofes. De esto han pasado casi diez años, pero entonces Indecopi actuó con rapidez y clausuró a los impostores. Hace algunos meses, en la avenida Benavides abrió La Red del Pescador, cebichería registrada ante Indecopi que seguramente no reparó en que el nombre se presta a confusión pues La Red también tiene un registro a su nombre en el mismo rubro y hace una punta de años.
Al Fiesta Gourmet de Héctor Solís le nació un clon. Es el Fiesta Arequipa, restaurante de cocina chiclayana, que oh, casualidad, pone entre sus especialidades el cebiche caliente a las brasas (hecho con perico no con mero), el arroz con pato servido en ollita de fierro y hasta el costillar de cabrito con emberre de papas (palabreja inventada por Héctor). No está demás señalar que los sabores y productos de esos platos no tienen nada que ver con los originales, lo que desconcierta a los comensales que acuden al local buscando la irrepetible sazón de los Solís. La cereza de la torta son las fotos que aparecen en el facebook del copista y que pertenecen al archivo del Fiesta Gourmet auténtico. ¿Pruebas? Saltan a la vista, pero no fueron suficientes para Indecopi que desestimó la orden cautelar para cerrar y embargar el local. La denuncia está puesta desde noviembre del año pasado ante la Comisión de Signos Distintivos de Indecopi.
Denunciar estas prácticas tóxicas forma parte del conocimiento empresarial gastronómico, porque los cocineros invierten tiempo, dinero, energía en crear un concepto y mantener su capacidad de innovar. Ojala que Indecopi, que está trabajando el tema de patentes, denominación de origen, registro de propiedad intelectual, marcas colectivas, entre otras, enfrente con rigor a estos pepe el vivo que tanto daño hacen a un país que intenta construir su futuro.

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