Lima puede ser una de las capitales latinoamericanas con menos cafeterías en su haber, por eso alegra la inauguración de Café de Lima, el nuevo emprendimiento de Away Chang-Say (dueño de Amoramar) que se lanza con una propuesta casual de comida fácil y bien hecha donde se puede desayunar, almorzar, tomar lonche, cenar o tomar una copa.
Al ingresar, una amplia barra para tomar café al paso y detrás los hornos donde diariamente se hace el pan. Le sigue una amplia terraza con jardín vertical, árboles frondosos y centros de calor disperso (con lámparas tipo hongo y una barra de calefacción a gas que atraviesa el local), mesas de madera algunas con sillas altas y murales hiperrealistas de Jade Rivera que logran un ambiente moderno y agradable. El café tiene dos ambientes adicionales: una pequeña mezzanine a la entrada y un lounge en el segundo piso con sillones, banquitos y mesas como para trabajar en solitario. Más bien, si requiere este espacio para un grupo de más de cuatro personas, elija la terraza porque las bancas son pesadas y difíciles de mover. La música es contemporánea y seleccionada con criterio.
Luego de tres meses de operaciones puede decirse que la propuesta está afinada, el salón funciona a buen ritmo y la atención es esmerada. El pan y la bollería de hojaldre se hacen en casa, el café es un blend de granos de origen procedentes de Jaén, Cajamarca y Villa Rica y las recetas rescatan la tradición limeña, algunas de ellas casi olvidadas. De hecho el café es uno de los mejores de Lima.
Si va a tomar desayuno una opción son los huevos revueltos con chicharrón de prensa casero, los huevos húmedos mezclados con el chicharrón artesanal conservan el colágeno logrando un bocado ligoso, diferente. Otras opciones para el desayuno son el pan con chimbombo (pejerrey), el chicharrón hecho con panceta de cerdo y sabor oriental, el de pulpo con chimichurri, los sanguchitos (min pao) llevan una croqueta de mariscos, una salsa de verduras crocantes y mayonesa picante. Hay opciones vegetarianas y saludables con acompañamientos divertidos y productos frescos.
El cocinero Christian Lucena no cae en excesos por lo que la carta es balanceada, contemporánea con algunas licencias que no molestan. Ensaladas (enormes), donde destaca la de salmón apaltado, pastas sabrosas y pizzas de masa crocante con rellenos clásicos son el punto fuerte del café. Pruebe la hawaiiana con piña caramelizada, jamón artesanal y queso grana padano, la bianca que no lleva tomate o la peralta, una versión clásica mediterránea con tomate, mozzarella y albahaca.
Un cafetería sin postres no funciona. Y aquí los hacen muy bien aunque las porciones son excesivas. La torta de zanahoria con queso crema y praliné de almendras y el keke de la abuela con chocolate amargo y frutos secos son muy recomendables aunque la estrella es el cheesecake de frutos rojos. En un par de meses lanzarán helados artesanales de pura fruta que ahora están en fase de pruebas.
Una pequeña cava con etiquetas de Chile, Argentina, Uruguay y Perú señalan una diferencia y hacen de Café de Lima un lugar interesante para visitar.