Los empresarios de Lima Thai (que también manejan Sushi Ito y Fiamma) optaron por engrosar su cadena oriental apostando por una comida bien hecha y que se adapta con facilidad a paladares diversos. La inclusión de los cinco sabores en cada bocado, la sazón con picores de diferente gradación, el servicio al medio para compartir y opciones vegetarianas (limitadas pero las hay) intentan cubrir un abanico de amplio espectro.
El local es atractivo. Ubicado en un sótano abierto tiene una terraza con dos mesas donde se meten las piernas en un hueco bajo la mesa. Adentro, una gran imagen de Buda Gautama preside el local decorado en colores tierra, palos de bambú, plantas artificiales y objetos de madera. La acústica no es buena y la música demasiado alta para conversar.
En la cocina
está Akira Luna, cocinero peruano que trabajó muchos años en Japón antes de
aterrizar en Sushi Ito. De allí al Lima Thai solo tuvo que cruzar la calle.
La cocina de Akira se basa en leche de coco, pastas de curry (verde, amarillo, rojo importadas de Tailandia), ajíes nacionales y sriracha (una salsa de ají típica de la cocina thai), maní y salsa de pescado. No añade glutamato porque bastante umami traen los ingredientes.
Como entrada probé el gong yang, unas brochetas de langostinos cubiertas de panko y bañadas con un curry suave; el pun klib, un bocadillo cocinado al vapor (parecido a un dim sum) relleno de cerdo y langostinos, servido con salsa de maní; el poh pia sod, un rollito primavera en papel de arroz relleno de verduras y carne con perfecta fritura que deja el exterior crocante y ausente de grasa.
De fondo el pad thai es el más demandado. Lleva fideos de arroz tipo fetuccini cocinados ligeramente para lograr una textura firme, con un toque ahumado producto de la terminación en wok y otro toque dulzón debido al tamarindo. Platos como el gaeng nuea, talay pad prik goeng kiew o el gaeng ped nuea son guisos que comparten técnica pero se diferencian en los ingredientes: a veces incluyen canela y clavo de olor, otras kion, papas, cebolla y hierba luisa, o curry de sabores intensos o delicados. Y casi siempre leche de coco y maní. Los arroces son tema aparte. Me gustó el arroz jazmín con salpicaduras de ajonjolí negro y el arroz frito con curry amarillo, vegetales y mariscos a elegir.
Su carta de
vinos es correcta, pero es en la coctelería donde un inspirado Andrés Cáceres,
somelier y barman de Fiamma, crea atractivos
cocteles con gin, whisky y pisco.
Ficha
técnica: El Polo 759, Monterrico, Surco. Tel: 6249351. Horario de atención: de
12:15 a 15:30 y de las 17:45 a 23:30. Capacidad: 70 sillas. Precio promedio por
plato: S/ 40 soles.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario