Si hay algo que me sorprende en algunos nuevos emprendimientos es el secretismo con el que se manejan. Me pasa constantemente, pese a que los secretos en la cocina ya pasaron de moda hace varios años.
Hace una semana en Arequipa fui al Tío Goncha, una estupenda cebichería que trabaja con pesca del día y propone un cebiche clásico a diferencia del resto de cebicherías arequipeñas que han hecho de la mayonesa la base de su plato. El que me pusieron llevaba fortuno de Matarani, pulpo y erizos de Atico, quizás los erizos más sabrosos del país. Es cierto que atienden a puerta cerrada, o semi abierta para ser más exactos, pero sin embargo el dueño no tiene nombre, ni trayectoria; el cebichero tampoco. Pregunto como preparan uno de sus platos estrella: el escribano de pulpo a la parrilla porque no veo parrilla alguna. Me responden que la receta es secreta. Tampoco veo ollas para hervir las papas y hacer el puré del escribano. Sin embargo, todo es fresco, sabroso, bien hecho.
Ayer pasé por una panadería nueva: L'Atelier de Miraflores, ubicada en el espacio que alguna vez ocupó Astrid y Gastón en la calle Cantuarias. El olor tan agradable a pan recién hecho me guió de las narices. Cómo se llama el panadero, pregunto. Silencio, miradas furtivas y temerosas entre los chicos que atienden el lugar. Insisto. “Alexander”, me responden. Alexander qué???? Silencio nuevamente. Una lástima. Me hubiera gustado conversar con el panadero y felicitarlo por un espacio cálido, bonito, juvenil, decorado con cariño. También para comentarle mis impresiones y escuchar sus ideas. Comí un pan con palta y compré una baguette y un pan campesino de centeno y frutos secos. La baguette tenía la costra firme pero la masa un poco ácida y la miga compacta. El pan campesino delicioso. Veo en la pizarra que ofrecen pizzas y tablas de jamones y quesos. Dan ganas de regresar. Pero podrían ser menos misteriosos?
http://www.muchogustoperu.com/. Hace diez años nació este blog con la intención de publicar las notas que escribo para la revista Caretas. Con el tiempo he ido incluyendo colaboraciones realizadas para otros medios y crónicas de viaje. Cucharón Contento se llama mi columna semanal y Cucharón Viajero la que da cuenta de mi vida de trotamundos dentro y fuera de mi país.
6.30.2017
6.27.2017
LA LECHE
Conocí La
Leche en el 2014 cuando abrió un local enano en la Avenida La Encalada de
Monterrico. Llamaba la atención la enorme cola que se formaba desde tempranas
horas de la mañana para acceder a la barra o a las tres mesas con banquitos
disponibles. Volví varias veces, algunas con éxito y en otras la impaciencia me
hizo desistir. Fernando Oeschle, el chef/propietario, había estudiado bien el
mercado y sabía a lo que se metía. Fogueado en la cocina de La Gloria y
trajinado en varios locales en Barcelona optó por un emprendimiento más bien
modesto que pudiera replicarse en otros lugares. Y lo logró.
El año pasado
abrió en San Isidro y hace nueve meses mudó de cuadra su local primigenio hacia
un espacio más amplio aunque más caleta, casi en el mismo lugar y con la misma
gente con David Espinoza como cocinero responsable. David conoce de cebiches y
es diestro en la fritura, los dos pilares en los que se apoya la cocina de La
Leche.
Con una carta
brevísima y una pizarra de apoyo donde apunta los platos del día (en invierno
incluye chupes, a veces fideua y paella) La Leche se sostiene en frescos
cebiches y tiraditos acompañados de una copa de leche de tigre en dos tamaños y
tres sabores: al ají amarillo, al rocoto y de la casa (con conchas negras,
pulpo y langostinos) que el comensal puede combinar creando su propio sabor.
La estrella
sigue siendo el pulpo a las llamas (suave como nos gusta a los peruanos; en
Japón se come casi al dente, chicloso, firme. No es técnica, es hábito) aunque
está vez lo acompaña una salsa de cebolla caramelizada, y yuca frita. Con pulpo
a las llamas también pone una agradable ensaladilla con tomates, palta y
aceitunas y los sánguches mañaneros. La otra estrella es el aeropuerto de
quinua (también lo prepara con arroz) que lleva mariscos, cecina y fideos
fritos, como si de un arroz árabe se tratara. Sabroso, con acertada combinación
de sabores y equilibrio en los condimentos. Se luce en platos tan sencillos
como el pescado en mantequilla con alcaparras, pero decae en la causa de
langostinos porque la abundancia de salsa golf oculta el sabor de la papa.
En las mañanas
atienden desayunos con demandados sánguches en pan ciabata que van más allá del
socorrido pan con pejerrey. Fernando los hace con atún, pulpo, mariscos y pesca
del día. Van bañados en una mezcla de huevo, ajo y sillao que crea una delicada
capa al freírse, casi una tempura. De postres
solo ofrecen pie de limón en generosa porción.
Dirección: Los Tulipanes 150, segundo piso, Monterrico (frente a la embajada EEUU). Augusto Tamayo 188, San Isidro. No hay reservas. Horario: 9 am a 5 pm. Cierra el domingo. No tiene estacionamiento propio ni valet parking.
6.24.2017
SALVE, CAMARÓN
Un mes atrás
los cocineros Paul Perea de Salamanto, Arequipa, y el tacneño Giacomo Bocchio
de Wallqa convocaron a un conversatorio llamado “La ignorancia mata al
camarón”. La idea detrás del título era sensibilizar a cocineros y consumidores
sobre la imperiosa necesidad de proteger este decápodo tan característico de la
cocina arequipeña.
El chryphiops caementarius o camarón de río solo existe en la franja que va desde Pativilca hasta Iquique en Chile. Las hembras desovan en el río, las larvas se desarrollan al borde del mar y luego emprenden la subida a través de los ríos Cañete, Ocoña, Tambo y Majes; de estos la mayor producción está en el Ocoña.
Foto de Imarpe |
El camarón
está en peligro de extinción? Digamos que está en alerta ámbar. La minería
informal que bota sus residuos tóxicos al río, la pesca indiscriminada, la contaminación agrícola y el propio crecimiento de las ciudades están haciendo
un daño irreparable a la especie.
El camarón es depredador (desplazó al camarón de Malasia con
el que alguna vez quisieron criarlos en el mismo espacio) y carroñero, se
alimenta de materia vegetal, restos de peces y todo lo que encuentra en el
lecho del río, incluso podría estar acumulando mercurio, veneno que la minería
vierte a las aguas y se aloja en algas y zooplancton, organismos primarios de
la cadena trófica.
Camaroneros del valle de Lunahuaná |
Pesca en el río Lunahuaná con cocineros y camaroneros |
Ambos
reclaman investigación, casi desaparecida de las aulas universitarias por los
exiguos presupuestos. La única manera de proteger a la especie es conociéndola
e investigar si las técnicas de repoblamiento y engorde del langostino que
nuestros vecinos ecuatorianos llevan con éxito en granjas de su país pueden
replicarse acá.
Chicharrón de camarón en Lunahuaná |
Pobladores de Ocoña protestan por contaminación |
De veras, el
camarón está en peligro de extinción porque el recurso hídrico y las prácticas
de manejo presentan problemas. Sin camarón el Perú ya no sería “un cocinero
sentado en una olla de chupe de camarones”, según sabio decir de Raúl Vargas. Es
momento entonces que lo tomemos en serio. Muy en serio.
NAGOYA
Meicol Teng
nació en Beijing, se educó en Nagoya y se enamoró de Lima. Hace 17 años vino a
trabajar en un negocio de importación y se quedó como restaurantero. La
prolijidad, la selección del producto y la preocupación estética son parte de
su ADN. El año pasado abrió Cevichino en la calle Capón, un local pequeño muy cuidado
de cocina abierta y atención esmerada que está en vías de replicarse en otros
distritos.
Hace dos
meses abrió Nagoya, un restaurante elegante en dos niveles ubicado en Camacho
donde pone cocina nikkei y algunos
clásicos peruanos orientalizados. La carta es
enorme, secuela de la costumbre china de ofrecer una interminable lista de
opciones, sobre todo de pescados y mariscos. En la barra hay cocina kaiten, es decir platitos que van
rotando en una faja transportadora con makis, sushis, sashimis, gyozas, nigiris,
ensaladas, cebiches, tiraditos y más preparados con destreza en el momento por
Roberto Barrio (ex Maido) responsable de la cocina en frío. El atractivo adicional
sobre todo para los jóvenes es que pueden comer todo lo que quieran por S/ 59.
En la carta tienen
cinco opciones de tiraditos y otras tantas de cebiche, en ambos casos destaca
la frescura del producto, la limpieza del corte y la casi ausencia de picor.
Trabajan con pesca del día, pulpo,
langostinos, conchas, erizos, atún y salmón.
En calientes,
el sudado de cabrilla es realmente una obra de arte, sabroso, intenso, con el
pescado firme, la yuca a punto y el arroz con choclo (con un toque de aceite de
ajonjolí) en plato aparte. El responsable de la cocina caliente es Ricardo
Chunga quien recomienda el lomo saltado acompañado de gordas tiras de papa huamantanga frita tres veces, el arroz
con pato o el contundente udón de mariscos. Por si fuera poco en cada rubro hay
opciones vegetarianas.
Los postres
son más bien convencionales aunque con exquisita presentación: pie de naranjita
china en lugar de limón, una mousse
de lychees con tulipa de ajonjolí tostado, torta de chocolate, brownies y algo más.
David Romero se
encarga del bar y John Valdivia del salón. En total son 60 personas que rotan
la atención en los turnos de almuerzo y cena. Se nota esmero, conocimiento de
la carta y vocación de servicio, uno de los puntos altos del restaurante.
Ficha técnica: Av. Circunvalación 154 (en realidad es Javier Prado Este, por razones inexplicable el municipio bautizó ese lado de la calle así), Edificio Capital Golf. Reservas: 5149800. Horario de atención: lunes a sábado de 12 a 12, domingos solo hasta la 5 pm. Capacidad: 170 personas, dos privados, salón y barra. Precio promedio por plato: S/ 40 soles. www.nagoyaperu.pe
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