Un mes atrás
los cocineros Paul Perea de Salamanto, Arequipa, y el tacneño Giacomo Bocchio
de Wallqa convocaron a un conversatorio llamado “La ignorancia mata al
camarón”. La idea detrás del título era sensibilizar a cocineros y consumidores
sobre la imperiosa necesidad de proteger este decápodo tan característico de la
cocina arequipeña.
El chryphiops caementarius o camarón de río solo existe en la franja que va desde Pativilca hasta Iquique en Chile. Las hembras desovan en el río, las larvas se desarrollan al borde del mar y luego emprenden la subida a través de los ríos Cañete, Ocoña, Tambo y Majes; de estos la mayor producción está en el Ocoña.
Foto de Imarpe |
El camarón
está en peligro de extinción? Digamos que está en alerta ámbar. La minería
informal que bota sus residuos tóxicos al río, la pesca indiscriminada, la contaminación agrícola y el propio crecimiento de las ciudades están haciendo
un daño irreparable a la especie.
El camarón es depredador (desplazó al camarón de Malasia con
el que alguna vez quisieron criarlos en el mismo espacio) y carroñero, se
alimenta de materia vegetal, restos de peces y todo lo que encuentra en el
lecho del río, incluso podría estar acumulando mercurio, veneno que la minería
vierte a las aguas y se aloja en algas y zooplancton, organismos primarios de
la cadena trófica.
Camaroneros del valle de Lunahuaná |
Pesca en el río Lunahuaná con cocineros y camaroneros |
Ambos
reclaman investigación, casi desaparecida de las aulas universitarias por los
exiguos presupuestos. La única manera de proteger a la especie es conociéndola
e investigar si las técnicas de repoblamiento y engorde del langostino que
nuestros vecinos ecuatorianos llevan con éxito en granjas de su país pueden
replicarse acá.
Chicharrón de camarón en Lunahuaná |
Pobladores de Ocoña protestan por contaminación |
De veras, el
camarón está en peligro de extinción porque el recurso hídrico y las prácticas
de manejo presentan problemas. Sin camarón el Perú ya no sería “un cocinero
sentado en una olla de chupe de camarones”, según sabio decir de Raúl Vargas. Es
momento entonces que lo tomemos en serio. Muy en serio.
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