Restaurante y cafetería con sabores ítalo peruanosEl buen rollo atraviesa las paredes. Por su ubicación, a medio día se llena de comensales apurados que deben regresar al trabajo. Dánica cumplirá mañana su primer año, es un restaurante de tamaño medio, con mesas pequeñas y pegadísimas para ganar espacio, ruidoso a mediodía y relajado en la noche. No hay manteles, es como comer en la cocina de la casa grande donde el aroma se cuela por los resquicios. La atención es cálida, familiar, los mozos sonríen en medio del apuro mientras que Luis, el jefe del salón, y Vanessa, la chef, dan vueltas entre los comensales cuidando que todo marche bien. Los platos se hacen al momento y demoran un promedio de 25 a 30 minutos. No es una comida sofisticada ni pesada, prescinden de la crema de leche y no abusan de la mantequilla; las salsas son sabrosas, sometidas a largas cocciones que potencian el sabor. Hay una decena de ensaladas, paninis y piqueos. Los platos estrella son el risotto de lomo saltado, los canelones rellenos de seco y los pappardelle de salmón ahumado con puntas de espárrago. Doy fe de sus deliciosos ñoquis adecuadamente bañados en salsa de osobuco y hongos. Las porciones son generosas y el plato llega caliente a la mesa. Ninguna objeción. La carta de postres es proporcionalmente más amplia que la de salados, lo que demuestra la proclividad natural de Vanessa hacia los dulces, como que fue Jefa de Pastelería en un restaurante en Taormina de dos estrellas Michelin. Allí hay variedad para elegir: la tentación de plátano: un blondie de plátano con helado de pralineé y butterscotch; el triunfo de la gula: un fondant de chocolate con helado de vainilla y canela que debe encargarse con media hora de anticipación o brownies shifuz con chocolate blanco, helado de café y reducción de baileys. Me gustaron mucho porque no son empalagosos; además las porciones son tan grandes que se pueden compartir. El estacionamiento es complicado pero hay valet párking, finalmente no está demás recomendar que vaya temprano si es que elige la hora del almuerzo.
La ChefVanessa Siragusa es una encantadora cocinera que a los 4 años hacía panqueques en su casa parada sobre un banquito. Cuando salió del Villa María sabía perfectamente lo que quería hacer en la vida. Estudió cocina en el Italian Culinary Institute for Foreigners y gestión hotelera en Le Cordon Bleu Perú. A los 26 años solo piensa en cocinar, crecer y multiplicarse.
¿A qué le tienes alergia?Al egoísmo.
¿Con qué humor te levantas?Pésimo. Quiero matar a cualquiera.
¿Qué te quita el sueño?Nada. Duermo 9 horas de un tirón.
¿Cuánto pesas?50 kilos
¿Y cómo haces para mantenerte tan flaca?Pico todo el día pero no me siento a comer.
¿Quién es tu mano derecha?La derecha y la izquierda es mi enamorado. Se llama Gustavo Michelsen, es corredor de autos, administrador del restaurante y la persona más creativa que he conocido en mi vida.
Ficha TécnicaRestaurante: Dánica
Dirección: Av. Emilio Cavenecia 170, San Isidro. Teléfonos: 421-1891
Horario de atención: lunes a sábado de 12.30 a 12.30. Domingos hasta las 10 pm.
Capacidad: 90 personas
Precio promedio por plato: S/. 20-25. Platos con carne: S/.30-35 soles
Carta de vinos: Pequeña pero bien seleccionada
Servicios: No hay acceso a minusválidos.